Aventuras en grava: Conquistando el paseo del waffle belga en Kansas

El sol comenzaba a salir, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, mientras los ciclistas se preparaban para un emocionante día en Lawrence, Kansas. El Belgian Waffle Ride (BWR) estaba a punto de comenzar, un desafiante recorrido de 197 km (122 millas) a través de las onduladas colinas de Kansas.
Al comenzar la carrera, el pelotón sintió rápidamente el implacable viento del norte de 7 m/s (16 mph), un compañero constante durante todo el día. La carretera ya rebosaba de agresividad, con los ciclistas compitiendo por la posición y la oportunidad de conquistar las colinas de Kansas.
Entre los contendientes se encontraba Torbjørn Røed, un potente ciclista noruego que estudia en la Universidad de Colorado Mesa, y Adam Roberge, ganador del BWR Kansas del año pasado. El ritmo lo marcaron el exprofesional del World Tour, Nicholas Roche, y Brennan Johnston. Pronto se formó un grupo de escapada, demostrando el carácter agresivo de la carrera.
Luke Hall lideró la escapada, marcando un ritmo agresivo para la carrera. El pelotón, de unos 25 ciclistas, se dividió entre los que atacaban y los que se resistían a comprometerse plenamente con la persecución. Conservar energías fue clave, especialmente para quienes sufrían los efectos persistentes de un resfriado reciente.
El sendero del lago Perry, una sección técnica de 7 km, presentó un desafío único. Los estrechos senderos a través del bosque exigieron maniobras precisas y una rápida toma de decisiones. Los ciclistas se enfrentaron a tramos rocosos y, en ocasiones, tuvieron que desmontar para sortear el terreno desafiante.
Sin embargo, Jonas Orset, un ciclista decidido, se enfrentó a un obstáculo inesperado: un palo atascado entre la rueda delantera y la horquilla. A pesar de este contratiempo, demostró su resiliencia y siguió adelante, solo en el bosque con 110 km/68 millas aún por delante.
A medida que avanzaba la carrera, el viento seguía siendo un adversario implacable, y los ciclistas lucharon juntos, formando un grupo de persecución cohesionado. Afrontaron subidas exigentes y perseveraron, superando la fatiga inducida por casi 2000 metros (6500 pies) de desnivel en caminos de grava.
Al acercarse a la meta, el grupo perseguidor avistó a Ian López de San Román, lo que les motivó a dar el último empujón. La carrera culminó en un single track de 16 km (10 millas), lo que le dio un toque único a la aventura de grava.
Al final, Torbjørn Røed se alzó con la victoria, asegurando la victoria para los noruegos en Kansas. Jonas Orset consiguió un meritorio décimo puesto, un logro impresionante en la exigente serie BWR. La carrera fue una verdadera prueba de coraje, determinación y camaradería entre corredores de diversos orígenes.
A pesar de los desafíos enfrentados, el verdadero espíritu del evento quedó plasmado en las celebraciones en la meta y la camaradería entre los ciclistas, creando recuerdos y uniéndose por una pasión compartida por el ciclismo.
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